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Saturday night cook

Saturday night cook

Ayer era el día en que mi hermanísima celebraba su cumpleaños. Fue hace  unos días, pero lo celebró ayer.

Estos días, he podido comprobar cómo ella y yo no nos parecemos en nada. Podría plantearse la cuestión de si una de las dos (o las dos, claro) somos adoptadas o incluso que alguna de nosotras hubiese sido intercambiada por error al nacer si no fuera por unas pequeñísimas cuestiones:

                1.- Yo soy idéntica a mi madre en todos los aspectos.  De ahí que cuando no estemos de acuerdo, se produzca un fenómeno que riete tu de la Tormenta perfecta...

                2.- Mi hermana se parece físicamente a mi abuela paterna.

Con todo ello, yo declaro que somos claramente de la misma sangre. No obstante, no entiendo cómo podemos ser tan rematadamente opuestas. Ella es paciente, yo puro nervio. Ella te deja ganar, yo tengo que competir a todas horas y ganar siempre. Ella lo intenta, yo lo tengo que conseguir todo a la primera y perfecto. Nunca intentaré nada que no vaya a conseguir en breve. Ella es despistada y un poquito perezosa para todo lo que conlleva responsabilidad. Yo estoy atenta siempre (salvo cuando el asunto es una tontería como un piano, en cuyo caso, llevo la palabra "empanada mental" escrita por todas partes) y todo que conlleve una mínima responsabilidad para mí es tan importante como vital. Ella es rubita de ojos azules y bastante alta. Yo soy morena, de ojos verdes y de estatura normalita. Ella parece que es mi hermana mayor cuando en realidad soy yo la mayor de las dos (vale, igual en esto, tengo yo la culpa por no haber cambiado físicamente desde los 16 años y por vestir de manera menos seria que ella). Como se puede apreciar, como dos gotas de agua, vamos.

El caso, es que si hay algo en lo que mi hermana tiene su virtud, es en la paciencia. De ahí que haya esperado más de una semana a encontrar su "fecha" perfecta para celebrar el cumple. Otra de las cosas buenas que tiene, es que ni ella ni sus amigas son de tirar la casa por la ventana en celebraciones. Si a esto le sumamos que mi hermana se ha convertido en fan incondicional de mi cocina y que es capaz de empezar una pelea con su amiga de toda la vida sólo porque esta última indica que mis muffins son parecidos a unos que probó una vez en tal sitio, la pregunta sería:¿qué ha hecho mi hermana? pues ha decidido que qué mejor modo de convencer a sus amigas de que yo no tengo rival que invitándolas a cenar algo que yo haya cocinado. Si alguien piensa que no acepté el reto, es que no me conoce. No hay más que decirme que alguien va a poner a prueba mi capacidad para que me vuelva competitiva. Hay que ser el mejor...jajajjaja, es que esto me puede...

Pues ahí estuve, me llevé de compras culinarias a mi hermana, ella llevando el carrito y pagando y yo cocinando y regalándome cacharritos de cocina que saqué por la cara...jajajaja. Ella por supuesto vio aquello como una inversión. Si aprendo a hacer nuevas recetas, pues mejor que mejor ¿no?. Ayer, de momento, ya le hice una  nueva. No tuvo ocasión de catarla mucho, pero hubo gente que dio buena cuenta de ella a juzgar porque no respiraban mientras la comían y porque no se oía ni el volar de una mosca...jajaja. Respecto a su cena, yo cociné durante toda la tarde y hasta la noche, pero hoy puedo asegurar que sólo había recipientes vacíos donde ayer había comida...jajajaja

 

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