Blogia
Zsa Zsa Zsu

Elevator please!!!

Elevator please!!!

No conozco a nadie que haya leído los Estatutos de la Comunidad. Tampoco es que yo vaya preguntando por ahí. Pero quizá valiera la pena saber si los dichosos Estatutos son comunes a todas las Comunidades o pueden ser adaptados y/o ampliados libremente.

A lo que me refiero es que si yo pudiera, propondría actualizar los Estatutos de mi Comunidad de Vecinos. En concreto, añadiría un apartado acerca del comportamiento de los vecinos que usan el ascensor.

¿Que a qué viene esto? Pues simple y llanamente viene a cuento de las temidas conversaciones de ascensor. Qué manía tiene la gente con intentar entablar conversación en ellos. Vamos a ver, es algo que no comprendo del todo. ¿Cuánto dura un trayecto en ascensor? ¿30 segundos? ¿Y por qué narices hay que entablar la típica charlita meteorológica? Por esa regla de tres, coger todos los días el mismo tren y montarse en el mismo vagón, supone que casi a final de año deberíamos hacer una cena de viajeros...

El caso es que el otro día, entraba en el portal a la noche y coincidí en el rellano y esperando al ascensor, con una vecina de estas “de toda la vida”. Con esto quiero decir que es la típica vecina que ha estado ahí desde que tú naciste y, por ello, se conoce todos los “trapos” de la Comunidad. Esto tiene su lado negativo, que es que lo que no conoce, lo pregunta, pero su forma de obtener información dista mucho de lo que llamamos disimuladamente, porque como dice mi madre, llegando a una edad, se pierde todo el sentido del ridículo. La conversación (bueno interrogatorio más bien) mantenida, fue digna de las mejores películas. Doy gracias por vivir en el piso que vivo y no en el último porque sino, la tortura habría sido eterna. Transcurrió justo así:

En el portal, esperando a que el ascensor llegue. Estoy con la ropa del gimnasio, la mochila y un poco de sudor.

Yo: Hola.

Vecina: Hola. (me mira de arriba abajo. Vale, precisamente no es mi mejor vestimenta ni estoy digamos muy bella, pero es que vengo del gimnasio).

Vecina: ¿Qué ha sido de la perra? ¿Ya no la tenéis no? No me extraña, como ya la teníais desde hace tantos años...

Yo: (alucinando, ¿tantos años? ¿Acaba de matarme a la perra?). No, la perra sigue como siempre. No le pasa nada malo.

Vecina: Ah! Bueno, será que no la veo puesto que desde que empezó el invierno, no he vuelto a ir al parque ni al monte... así que no coincidimos.

Llega el ascensor. Subimos. Pregunto por el piso porque a pesar de llevar toda la vida de vecinas, soy incapaz de acordarme del piso de nadie (bueno, sí, del mío).

Vecina: ¿Vienes del gimnasio o de estudiar? Llevas una mochila.

Yo: Del gimnasio. Yo ya no estudio, trabajo.

Vecina: así, claro. Ya es un poco tarde para vuelvas a estudiar.

Yo: (¿?????????? ¿Tarde? ¿Volver a estudiar?). No si yo ya llevo trabajando 3 años.

Vecina: Ah! O sea, que no fuiste a la universidad ¿no? No me extraña que no vuelvas, si es que ya no se puede, ya es un pelín tarde para que lo intentes...

Yo: no, si terminé la carrera. (¿Me está diciendo que no me cree capaz de terminar los estudios?).

Vecina: Pero bueno! Pues sí que ha pasado el tiempo. ¿Pero vamos a ver, tú no eres la pequeña?

Yo: no, yo soy la mayor.

Vecina: ¿Seguro? ¿Quién lo diría?

Yo: sí. (Por fin algo agradable... supongo)

El ascensor llega a mi piso. Me despido sonriendo (qué le voy a hacer, yo siempre manteniendo mi cara de encanto) mientras pienso en que mi madre tiene razón, llegados a ciertas edades, el sentido del ridículo desaparece misteriosamente para dejar en su lugar, una curiosidad hacia los demás más bien cercana a lo vergonzoso.

Lo peor es que tiene toda la pinta de haber llegado a su casa y durante la cena, haber contado nuestra ”charla” del ascensor. Seguro que es de estas que te hace una pregunta para luego cual Colombo o Kojak, intentar sacar sus conclusiones. Erróneas casi seguro. Sólo de pensar que me ha matado a la perra sólo porque ella no pasea por el parque y no se ven... Por esa regla de tres, yo debo de vivir casi sola en el edificio...

A veces me da miedo vivir donde vivo. ¿Qué contará de mi la gente? ¿Cuánto se habrán inventado de mi vida y cuántos secretos míos se saben? Menos mal que por suerte no hay nada escabroso ni nada de lo que me avergüence. Aún.

2 comentarios

Silvia -

Yo también hago lo de que si uno está entrando en el portal y yo ya estoy entrando en el ascensor, dependiendo del que sea, no espero.

Pero a otros sí, si no a quién voy a pedirle la batidora o el ingrediente urgente de última hora??

Hay que portarse bien con los que merece la pena, al resto si wanna, si wanna (o ni eso) jejeje

SiertxO -

Bah! El que no te hablen los vecinos es cuestión de llevar años de práctica diciendo, si wanna, si wanna

xDDD

Una vez me llego a pasar que me estaba hablando el vecino

-Blablabla
-Sisi
-Blablabla
-Sisi
-¿Me estás ignorando?
-Sisi

xDDDDD

Ya no me saludan. Y aparte que si les veo abriendo la puerta del portal y el ascensor ya ha llegado, cojo y me monto, nada de esperar! Que mi tiempo es oro! Al final, ellos acaban por dejar de cotillear y de esperarte en el ascensor, con lo que subo solo y sin molestias.